domingo, 12 de diciembre de 2010

bzz...

¿Qué hacen las abejas en los días de viento fuerte? En realidad, la pregunta debería extenderse a todos los insectos voladores. Tienen un cuerpo tan chico que resulta imposible creer que soporten volar conttra la corriente. Tal vez es así y son una especie de salmones del aire, tal vez no.

A su vez, su zumbido, ¿no se confundirá con el ruido del viento? Un viejo barbudo una vez me dijo que los días ventosos eran e momento más propicio para que el viento y los insectos compartan sus secretos. Aparentemente, para burlar la curiosidad del hombre, el viento esparce un rumor indescifrable para los dormidos, que solo llega a los oídos de los más pequeños, quienes también le contestan. Por esta razón el hombre sigue preguntándose cosas como ésta. Es posible que esta historia no sea cierta, es posible que sean solo historias de abuelos a sus nietos. Pero más allá de que sea posible o no, no cambia que nos sigamos preguntando. Siempre seguimos preguntando, como si todo este misterio nos fuera ajeno. El miedo no deja al hombre entrar en ese misterio.

Lo más triste es que esto se nos ocurre cuando en un día terriblemente ventoso una abeja amaga con posarse en el pie. Rodea todo el cuerpo, pero no se atreve a posar. Quizá sabe que yo no tengo ni pista de esos secretos; pero igual, ella está aquí, zumbando. Puede que si sigue aquí, es porque todavía tengo curiosidad, porque tal vez desgraciadamente hace mucho dejé de pensar que aquellas historias son solo cuentos de abuelos.






Luciérnaga

martes, 7 de diciembre de 2010

Seabear





Seabear. Ya desde su nombre resulta tierno, pero también peligroso. El peligro que uno corre es volverse adicto. No sorprende que como una banda islandesa suene bien, pero esta banda tiene algo sorprendente. No sé si es por sus letras, o por la voz del cantante principal, o incluso por los pequeños coros. Tal vez el conjunto es lo que provoque ese efecto.  Simplemente tiene algo, algo que te hace sentir bien cuando los escuchás, y eso es siempre bueno en una banda.   
Cuando uno le presta atención, o no, a lo que está escuchando, detecta mucha sinceridad, que logra sacar cosas buenas incluso de uno mismo. Puede relajar, o te puede crear un estado de ansiedad; pero una buena ansiedad, que busca encontrarse a uno mismo y sacar todo lo artístico que pueda haber en tu personalidad. Decir que “te eleva” es muy simple, pero es así. Una de las claves creo que es la simplicidad, un gran acierto a todo esto.
Si esto no alcanza, la carta de presentación de la banda no es solo la voz de Sindri, sino también sus dibujos, que reflejan también ese carácter pasivo, tierno y armonioso de la banda. Se nota que es una unión espontánea de amigos y talentos, cada uno entrando a escena con sus sonidos y con su hermosa simplicidad.
Como dije anteriormente, es peligrosa. Actualmente temo no querer escuchar otra cosa, y temo, por otro lado, algún día hartarme de tanto escucharlos. Por el momento no lo veo posible y sé que si me hartan volverán en algún tiempo.
Como no encuentro analogías mejores, su sonido es acuático, pero cálido. Agua que fluye y se combina con un ambiente ventoso. Una tarde mirando hacia afuera desde una ventana, con una taza de té en la mano. Es la naturaleza en sus expresiones más tiernas; un mundo idealizado de una manera un tanto infantil, pero simpática, y adulta también. La manera niña en que un “adulto” ve el mundo.


luciérnaga