viernes, 29 de noviembre de 2013

Hilos

Todos los días se buscaban.
Se levantaban, lavarse la cara era siempre lo primero en la lista, tomaban el café y trataban de verse en el fondo de la taza, pero no lo conseguían. Revisaban los bolsillos y salían a la calle; a su paso levantaban macetas, perros, alfombras y papelitos de celofán también.
Se esforzaron en el espejo (más de una vez) para ver más allá, pero sólo veían sus propios reflejos, lo mismo hicieron en  las ventanas.
Toda la vida de ella y de él consistió en eso, en buscarse, sin darse cuenta que ya había algo que los atraía, algo que tenían desde antes, se buscaron sin darse cuenta que dormían en habitaciones enfrentadas, él no supo que la voz en el sueño  era  siempre la de ella.
Se cruzaron, se cruzaron durante toda la vida pero no se miraron porque estaban ocupados en buscarse.